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EL EGOÍSMO EMPÁTICO

Actualizado: 15 jun 2020

Hay maldad cuando el egoísmo es intencionalmente ignorante del bien común. Cuando somos egoístas de corto alcance y no llegamos ni queremos llegar a percibir el bien más allá de nuestra participación directa e individual en el mundo. Hay una intención de limitar el bien a uno mismo, de poseerlo en exclusividad, y eso es la maldad. No todos los egoísmos son así; también está el egoísmo empático, que es el que va más allá de su bien individual de corto alcance y considera el bien de los demás porque también es el suyo directa o indirectamente.


Yo hago una transvalorización también en el caso de lo que llamo el "egoísmo empático", pues se trataría de entender lo que el otro necesita y quiere desde su propia perspectiva, no desde la tuya o la de un extraño u "otro". Así, queda invalidada la máxima kantiana: "obra con la voluntad de que tus actos se conviertan en ley universal", o la máxima religiosa de "haz lo que quisieras que te hagan", puesto que con estas máximas estás poniendo tu visión y tus gustos particulares por encima de los de los demás, considerando solo lo que tú quieres o necesitas o lo que crees que los demás necesitan o quieren, como si tus gustos y tu actitud sea un ejemplo para todos. El verdadero ejemplo solo puede ser la misma vida, no alguien que forme parte de ella.


Se trata de ser más humanista, entendiendo al otro como si fueras tú mismo pero con otros criterios, no desde tu perspectiva ni la de un extraño, es decir, tratarlo desde su egoísmo, como lo haría un niño, no desde un altruismo impersonal. Se trata de respetar la pluralidad de actitudes, moralidades y pensamientos de cada otro individuo, sin jerarquía social ni individual más allá de lo que pueda dar un mayor beneficio estable social y personal. Conocer al otro desde su visión de la vida, eso es algo que solo puede hacerse hasta cierto grado porque si no se limitara podríamos perder nuestro propio enfoque y confundirnos más, pero aunque sea en una pequeña proporción aporta mucho bien común, pues compartiendo la mente se comparten y congenias las diferencias, y la creatividad aflora libremente.


Una película que vi de pequeño y la he vuelto a ver de mayor ejemplifica bien esta idea. Me refiero a "Hermano Oso" de Disney. Animo a todos a verla ya que es muy bonita y significativa.


Nosotros no somos solo nuestro deseo, sino el de los demás también, sobretodo a nivel potencial. Ese flujo entre otros/yo es lo que nos marca la relación destino/libre albedrío respectivamente.



 
 
 

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